Hoy juega la Albirroja y en apoyo a nuestra querida selección, compartimos una amena entrevista que tuvimos con el exseleccionador Francisco “Chiqui” Arce. Habló de su paso por la Selección Paraguaya, por Cerro Porteño y por Olimpia. Además, nos dio su opinión sobre la idiosincrasia del jugador paraguayo. En esta nota sus declaraciones:
“El jugador paraguayo es desconfiado. En cuanto a temperamento necesita fortalecer más su inteligencia emocional, nos la creemos muy poco. Por eso, en el fútbol paraguayo –como no existe un proyecto ni un proceso en nada- son muy importantes las camadas. Cuando aparecen en camada hay más seguridad, especialmente en este tiempo”.
“La necesidad actual de los jóvenes es más de apoyo, de cariño, de presencia, porque o sino se debilitan y se entregan muy rápido. Jugar en equipo es otra manera de vivir, de convivir, de relacionarse y eso en los deportes grupales juega un poco en contra”.
“Hoy es más difícil de controlar al joven, a veces confunden el hecho de reclamar sus cosas, o de pelear por sus derechos. Solo quiere derechos y se olvida de sus obligaciones. Por eso creo que dirigir gente es lo más complicado, porque tenemos que ser más permisivos sin perder el hilo. Ya nadie te hace cosas si sos muy imperativo. Eso en cualquier lugar, también en el Exa”.
La Selección, Cerro Porteño y Olimpia
“Desde muy joven ya sabía que quería ser entrenador para dirigir a Cerro. Decía: yo me voy a preparar y un día voy a dirigir, y al final llegamos primero a la Selección, antes que a Cerro. Era una experiencia única de inicio, y fue un sopapo, pero enorme. Y de ahí nos fuimos a Cerro como haciendo un camino inverso, había mucha resistencia y yo no entendía por qué. Incluso había momentos en los que la gente no me podía ver dirigiendo y yo tenía otra idea, yo creí que iba a ser diferente. Nos costó un tiempo hasta que se vio el trabajo del equipo; el equipo era muy bueno y llegó a conquistar. Nuestro camino fue espectacular porque el equipo jugaba de acuerdo a la historia del Club”.
“Lo de Olimpia fue una decisión difícil de tomar, no para mí sino para mi entorno. Estuvimos 7 meses sin trabajar y nos fuimos a Olimpia. Y yo estaba seguro de que íbamos a volver a la Selección y volvimos después del gran trabajo en Olimpia, que era muy diferente a Cerro, otra realidad y otro estilo de juego. Pensaban que ahí no íbamos a conseguir nada, pero fuimos felices 11 meses. Fue una gran apuesta de la directiva y fue un gran riesgo por parte de nosotros como cuerpo técnico, porque si nos salía mal, íbamos a estar de nuevo en el pozo, pero a mí me gustan estas cosas, este tipo de desafíos”.
“Nosotros tenemos casi 11 años de cuerpo técnico y nos ha pasado todo lo que pensamos que nos podía pasar en toda la carrera, y no me arrepiento de nada. Un estadio entero coreó mi nombre para que se me eche del club, vi a mi hijo llorar ese día por su club y por su papá, y yo salí más fortalecido antes que tirarme a llorar. Al día siguiente fui el primero que se levantó a trabajar y dirigimos 10 partidos escuchando: fulano va a venir en tu lugar. Aún así estuvimos 27 fechas sin perder”.
“La decisión personal es muy importante, y hay que recomenzar constantemente porque si vas a pensar que siempre va a ser de mil colores nunca va a ser y creo que ese es un rasgo que hay que recuperar en el paraguayo joven, necesita tener un poco más de paciencia y prepararse mejor”.
En la próxima nota leé lo que dijo el profe sobre el fútbol amateur y los torneos de Exas.